sábado, 12 de abril de 2008

CARTAS DESDE ESALEN. (1977)

CARTAS DESDE ESALEN.




“El paisaje, la vida y la gente es muy hermosa. Todas son como eres tú. Van con túnica, faldas largas o blue jeans y jersey grande. Jóvenes y viejos se diría son hippies. Muchos hombres llevan el pelo con una traba atrás. Ninguna mujer o casi ninguna usa maquillaje o sombra. Todos quieren conversar con todos y todos quieren escuchar a todos. El lugar es precioso, agreste, con cabañas de madera rústica. Todo sobre un pequeño acantilado. El terreno es muy grande. Desde mi dormitorio en South Coast Center hasta las oficinas y comedores hay más o menos tres kilómetros, pero es muy agradable ir entre el bosque y el mar...”.

“...Todo el mundo es muy respetuoso y relajado. Nadie está apurado para nada. Eso sí hay algunos “carteleros”...”.

“Acaba de llegar un perro. Yo estoy en la terraza de mi pieza. Es un perro al estilo de acá. Se ha subido en mi pecho y está tratando de lengüetearme la cara. Se ve que es un buen ciudadano perro, pues lleva un collar que indica que tiene permiso para ser, ha pagado sus impuestos”.

“La carretera está a 50 metros. Más abajo en el mar hay cientos de lo-bos marinos. El perro ha vuelto e insiste en besarme... Aquí está ahora el hermano del perro. No está interesado en lengüetearme, ha venido a saludarme. Mueve su cola y me mira con mucha simpatía”.

“Guy estuvo fumando marihuana. Acá es muy aceptado, pero no muy común. Casi nadie fuma nada, ni siquiera cigarrillos, tampoco licor, sólo de vez en cuando una cerveza. Realmente todos son muy sanos y relajados... al menos esa es mi impresión hasta ahora”.


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“Ayer hubo sol y muchos nos bañamos en la piscina. Por supuesto, desnudos. Pero no hay nada sexual, nada ridículo, nada tenso. Todo es natural y muy serio. El respeto por el ser humano, por el prójimo, acá, es religioso. Simplemente es el principio fundamental de la vida”.

“Si alguien te quiere o le gustas, se acerca a ti, te toma, te abraza e, incluso, te besa. Luego parte. Si quieres lo aceptas, si quieres lo rechazas, si quieres respondes. Es tu elección. Recibiste, puedes dar o rechazar. Tras todo está tu madu-rez y tu responsabilidad”.

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“No deja de ser impresionante estar en este “kibbutz” terapéutico y de creci-miento personal donde la mitad viene a eliminar sus manías, la cuarta parte a desarro-llar sus potencialidades y el resto a enseñar, hacer terapia o aprender. Todos juntos, todos revueltos, es una experiencia determinante tanto humana como profesionalmen-te”.

“Hasta ahora he aprendido dos cosas claramente. Uno, trabajar intensamente en el nivel corporal. Dos, para conocer exactamente los sentimientos de una persona, la verdad está en el cuerpo y no en la mente. Si no me doy cuenta del cuerpo de la persona, realmente no me estoy dando cuenta de la persona en su más íntima realidad”.



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“Casi los ojos se me nublaron de lágrimas. Ahí estaba solo, en medio de la chacra, despidiéndome de ella. El sol apenas se asomaba tras los árboles del acantilado y todos, seres y animalitos, se detuvieron a orar conmigo. Ya no volvería a hincar la pala en la tierra para desmalezar, ya no iría dejando la semilla que mañana será fruto, ya no alimentaría mis calabazas amarillas con su agua vivificadora. Terminaba una etapa en Esalen y comenzaba otra.


“Entonces dejé el guante, dejé la pala y comencé a ejecutar allí, en el centro de esa hermosa vida, la milenaria armonía de la danza Tai Chi. Danzaba para las flores, para las mariposas blancas, para las verduras y para los pequeños seres que se abrazan a esta tierra fértil. Solo, en el silencio de mi meditación, danzaba para ti, porque había ido hasta esa tierra y sabía que allí siempre estarías”.


“Luego, tú y yo abrimos nuestros ojos, nuestros poros y nuestra piel para gra-barnos, para siempre, ese momento eterno”.


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“Ahora vivo en la Big House, en Pautry Room. Es una habitación de esas “en-caletadas” y está a cinco metros del acantilado. He empezado mi programa para facili-tadores con David Schiffman y Dich Price. Estoy muy contento”.

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“El asunto es intensivo de verdad. Tenemos tres sesiones de práctica terapéuti-ca al día, cada una de tres horas. La técnica es directísima, nada de rodeos, nada de darle vueltas al asunto. Hay que ir al grano, meterse en el cuerpo de la persona hasta focalizar el problema. Trabajamos en grupo. Todos en la misma habitación. En oca-siones, cuatro o cinco personas están explotando al mismo tiempo y durante más de una hora. El llanto, la histeria, las convulsiones, los gritos y el sudor son nuestro am-biente. Sin embargo, por sobre todo, nos empapamos de humanidad y sensibilidad”.

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“Todos en el grupo me quieren mucho y como sabían que toco guitarra se con-siguieron una con la cual cantamos todas las noches. Esta semana estará dedicada a una práctica intensiva, mañana, tarde y noche, en la cual nosotros trabajaremos como terapeutas. Todas las prácticas serán grabadas en vídeo y luego las observaremos y comentaremos en el monitor".

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“Son las 12 y media de la noche, recién hemos terminado. La verdad es que estoy medio hastiado. Las prácticas son largas y agotadoras. Y, además, después las vemos todas en vídeo y se comenta cada paso, cada palabra, cada gesto”.

“Anoche llovió toda la noche y hoy ha sido húmedo y helado; pero acá todo es calefaccionado, así es que resulta muy agradable mojarse un poco”.

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